En el año 2012 Chile fue nombrado Autoridad Internacional de Depósito de Microorganismos por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, pasando a ser el primer país de Sudamérica para la conservación de recursos genéticos microbianos con fines de patentamiento.
Los primeros días de junio del 2017, en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Quilamapu, fue inaugurada la segunda etapa del Banco de Recursos Genéticos Microbianos, única en Sudamérica y que forma parte de los 46 que existen en 29 países del planeta. El Banco de Recursos Genéticos Microbianos, que tiene por objetivo proteger el patrimonio genético, contiene más de 2 mil microorganismos, entre hongos y bacterias.
Julio Kalazich, director nacional de INIA, destaca la trascendencia del laboratorio que comenzó su gestión en el país a comienzos de los ’90 y que para su segunda etapa de construcción se invirtieron $310 millones de pesos.
“No solo hay que resguardar vegetales y animales, sino también los microbianos que forman parte de la principal biodiversidad que tiene el país. Estamos muy felices de este avance que hay en el INIA Quilamapu, que es uno de los principales centros que tiene la institución a nivel país”, afirmó.
El banco tiene la obligación de conservar los microorganismos con fines de patentamiento por al menos 30 años. Además, se preocupa de la conservación de los microorganismos propios de la geografía chilena que están bajo la permanente amenaza de desaparecer, ya sea por acciones humanas como la construcción de caminos, represas, la contaminación, entre otras, ó por desastres naturales, tales como erupciones volcánicas, inundaciones, sequías, maremotos, entre muchos otros.
Para el ministro de Agricultura, Carlos Furche “esto es una apuesta al futuro para el desarrollo no solo de la agricultura. Los recursos genéticos microbianos tienen uso múltiple, lo tienen en la medicina, agricultura, en procesos de transformación agroalimentaria, en la minería, y esos todos son campos en los cuales nuestro país en los próximos años necesitará incorporación intensiva de investigación e inteligencia en los procesos productivos”, dice.
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