Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO, cerca de 400 millones de hectáreas pueden clasificarse como salinas en el mundo; cifra que preocupa si consideramos que de aquí al 2050, la producción de alimentos debe aumentar un 70% para alimentar a la entonces población mundial.
Frente a esta realidad, el punto es cómo hacer para que estos recursos salinos sean una contribución a la seguridad alimentaria y sobretodo en la fruticultura. En Chile, cerca de 76 millones de hectáreas son afectadas por salinidad con altos contenidos de sodio, carbonatos y bicarbonatos; y, cerca de la mitad son considerados suelos salinos.
Salinidad, es cuando existe un aumento en la concentración de sales, en el suelo o en el agua, que incluso puede llegar a tener efectos negativos en el crecimiento de cultivos y/o en el funcionamiento de las tierras.
Los problemas de salinidad en suelos destinados a la agricultura nos afectan a todos y limita bastante la producción de fruta. El palto -por ejemplo-, es un cultivo muy sensible a la sal siendo éste uno de los principales estreses ambientales que afecta la productividad y calidad de los cultivos principalmente en las cuencas de la zona central y norte de Chile.
De acuerdo al informe financiado por el Gobierno de los Países Bajos, a través del programa Partners for Water analizó la situación de la salinidad y el agua en la agricultura y fruticultura en Chile centrándose principalmente en la Región de Valparaíso y Metropolitana.
El proyecto contó con un piloto y un taller y fue realizado por The Salt Doctors, entidad que trabaja en varios países bajo la misión de mejorar cosechas bajo condiciones salinas, con apoyo de Arcadis y Delphy (con sede en los países bajos), además de elaborar trabajos sobre cultivos tolerantes a la sal en los Países Bajos.
Nicolás Ramírez, del grupo The Salt Doctors plantea que en los próximos 40 años se va a producir una disminución de a lo menos 25% de precipitación. Asegura, “el horizonte es bien poco alentador en el tema hídrico, lo que conlleva incertidumbre respecto a la disponibilidad de agua futura para las cuencas”.
A esto se suma, destacó, “la degradación y pérdida de los ecosistemas en bofedales, disminución en cantidad y calidad de aguas superficiales y subterráneas, aspectos que están directamente relacionados con la salinidad además de problemas de suministro de agua” y que afectarán directamente a la fruticultura.
Fuente: https://laquintaemprende.cl/2022/03/salinidad-y-fruticultura-sustentable/