El trabajo de los programas de mejoramiento genético, tanto extranjeros como nacionales es y ha sido fundamental en el proceso de adopción de nuevas variedades por parte de la industria de la fruta, en especial de la uva de mesa.
El análisis de cómo repercute este cambio varietal en la pequeña y mediana agricultura y cómo éstos se suman a este desafío considerando que representan un 70% al menos en la región de Valparaíso, es parte del desafío de sus actores.
La labor de los programas de mejoramiento genético, “es fundamental en este proceso así como el apoyo técnico para el buen desarrollo de estos nuevos cultivos con variedades evaluadas bajo las condiciones de clima y suelo chileno”, asegura Rodrigo Cruzat, gerente de Biofrutales. «Quienes trabajamos en ofrecer nuevas variedades debemos mantener los esfuerzos por entregar información a los productores que minimice sus riesgos de decisión. Las variedades son insumos biológicos que dependen de factores de manejo y ambientales, no hay sandías caladas”, reconoce.
Por su parte, Kurt Neuling, gerente del Programa Estratégico Regional Fruticultura Sustentable de Valparaíso, Perfruts, asegura que es necesario validar en campo las nuevas variedades antes de su escalamiento, apoyando así a los productores -en especial-, quienes no tienen lo medios. “Aquí la asociatividad es fundamental y el apoyo de proveedores y academia, sin duda son aspectos claves de la sustentabilidad”, asegura el experto frutícola.
Mientras que, la investigadora de INIA La Platina, Paola Barba Burgos, Ingeniero Civil en Biotecnología asegura que a través del Programa de Mejoramiento Genético (PMG) de Vides de INIA se está seleccionando las mejores vides para las condiciones edafoclimáticas del territorio nacional. “Son años de evaluaciones que se realizan en el país, bajo nuestras condiciones cambiantes y que nos permiten saber, por ejemplo, cómo se comportan en años con fenómenos climáticos adversos o inesperados”, dice.
La experta, enfatiza que tener programas de mejoramiento genético de vides en Chile «permite satisfacer las necesidades de los productores y exportadores nacionales como por ejemplo, una buena calidad y condición después de una guarda prolongada en frío, como la que sufre la fruta cuando se exporta».
Además, Burgos asegura que en las nuevas variedades -a través de mejoramiento genético- deben ser productivas sí o sí, de otra forma no tienen cabida en el mercado. “También queremos variedades con buena postcosecha, saludables, agradables de comer, firmes a crocantes, con buen calibre y que sean simples de manejar”.
Fuente: https://www.america-retail.com/chile/impacto-en-las-variedades-de-uva-de-mesa-con-enfoque-sustentable/