La innovación permite disminuir los costos de los procesos y aumentar la eficiencia, permitiendo que el Dron no tenga manipulación de una persona, y sea capaz de mantener de manera autónoma un nivel de vuelo controlado y sostenido para realizar las labores de plaguicida.
El manejo de plagas es uno de los desafíos más complejos para la fruticultura, ya que deben cumplir con requisitos cuarentenarios muy estrictos y, al mismo tiempo, los productos fitosanitarios convencionales están cada vez más restringidos. Por lo tanto, cuando el escenario comienza a tener ciertas dificultades, la innovación es clave. Así lo consideró un equipo de INIA Chile, que gracias al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), hoy ya tienen en práctica el software que permite liberar enemigos naturales de plagas en huertos y cultivos mediante UAV o drones, dando mayor rapidez y disminución de gastos al sector.
“Cuando un dron vuela en modo manual, el operador determina, mediante la consola de vuelo, la altura, la velocidad y dónde se producirán las descargas. Eso no es lo ideal ya que la visibilidad de quien maneja el dron es limitada. Por eso buscamos que el dron pueda funcionar de forma “inteligente”, es decir, que sepa lo que tiene que hacer incluso antes de despegar, gracias a un trabajo previo que consiste en el monitoreo que divide el campo en celdas, donde se establece si la presencia de la plaga es alta, media o baja…
…Esa información es traspasada al software que creamos y allí se confecciona el plan de vuelo del dron. Entonces lo único que hace el equipo es despegar y seguir las instrucciones de vuelo que se recibió desde el programa. Sin que nadie lo manipule, se sitúa a cierta altura y velocidad para detenerse en ciertos lugares y soltar más o menos controladores biológicos que afectan al huerto o campo”, explica el ejecutor a cargo del proyecto, Luis Devotto.
Devotto cuenta que para llegar a ese resultado luego de tres años de trabajo, realizaron múltiples comparaciones, como cronometrar el tiempo que le tomaba al dron y a una persona a pie cubrir la misma superficie de terreno, “y obviamente el dron terminaba mucho antes que la persona en el huerto, y además esa diferencia se iba acrecentando en el día ya que las personas se van cansando y el equipo no sufre ese problema. En el fondo es mecanizar, como cuando se tienen que sacar malezas y se hace con un grupo de personas, versus un tractor, se sabe que la máquina lo hará más rápido y más barato”.
Devotto añade que el «avance es grande ya que estos controladores biológicos generalmente vienen en unas cajas de cartón separados por cascarilla de trigo o afrecho, entonces, el trabajo manual es ir esparciendo los insectos en el campo. El esquema más común es que la persona entra en una hilera, avanza una cantidad de pasos y libera en un punto, luego cuenta la misma cantidad de pasos y vuelve a liberar, hasta cubrir toda la superficie. Se entiende por qué entonces hacerlo por vía aérea presenta ventajas tan obvias”.
Actualmente la aplicación está en línea, de forma gratuita. Es compatible con los dos sistemas operativos más usados, como iOS y Android. En cuanto al software se encuentra vinculado al Google Earth, por lo que la experiencia para el usuario es muy similar a lo que ve cuando usa ese programa.
Solución
Es importante mencionar que un controlador biológico, según el manual “Sistema de control biológico de plagas utilizando drones” alojado en Opia.cl, “implica el uso de enemigos naturales como un componente esencial en un esquema de manejo integrado de plagas, pudiendo utilizarse solo o en combinación con otros métodos de control.
En un sentido amplio, un enemigo natural es un organismo que causa la muerte o el deterioro de otro organismo considerado plaga. El objetivo de todos los programas de control biológico en la silvicultura y la agricultura es reducir los impactos de las plagas por debajo de los umbrales aceptables”.
En general, existen tres tipos de control biológico: de conservación, inoculativo e inundativo. Éste último es el elegido en esta innovación ya que permite criar, multiplicar y liberar (a través del dron y software) repetidamente enemigos naturales de una plaga, generalmente en grandes cantidades en el mismo lugar, aumentando varias veces el impacto que ellos tienen sobre la plaga.
Los insectos usados en control biológico se dividen en dos categorías; depredadores y parasitoides; en este caso, se tomó un representante de cada categoría. El dron transporta unas esferas biodegradables que están diseñadas para liberar dos tipos de insectos benéficos. El primero corresponde a una micro avispa (Trichogramma sp.) que sirve para destruir huevos de polillas en maíz, espárrago, manzano y vid, entre otros cultivos. El segundo controlador biológico son larvas del depredador Chrysoperla sp., que elimina pulgones, arañitas, trips y mosquitas blancas en frutilla, arándano, tomate y cítricos.
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